Por Juan Cruz,
22 de setiembre de 2018, Babelia (España).
Albert Camus la puso a pensar sobre la vida. Toni López, su compañero, la ayudó a hacer de Tusquets una empresa. Y Gabriel García Márquez salvó su editorial del naufragio un año después de su fundación en Barcelona.
Beatriz de Moura llamó a su amigo Gabo, que era un muchacho al que había conocido antes de la fama, en algún local nocturno de Barcelona. “Gabo, tú eres muy rico y Tusquets necesita dinero”. De pocas palabras, el que luego sería Nobel colombiano, que ya disfrutaba de la miel de Cien años de soledad, le respondió: “Te voy a hacer un regalo que te hará rica”.