Por Laura Fernández,
23 de junio de 2018, El País (España).
Durante mucho tiempo, A. M. Homes fantaseó con la idea de ser fruto de una improbable y fugaz aventura entre Jack Kerouac y Susan Sontag. Luego descubrió que lo era de dos seres aborrecibles que preferiría no haber conocido. Una metomentodo convencida de que el mundo era una tragedia y ella era la única víctima, y un tipo enorme y descarado, el tipo aburrido al que debía sus también aborrecibles y nada femeninos andares. Los conoció en una cafetería, cuando ya era una escritora famosa, como cuenta en La hija de la amante, imprescindible y dolorosa dirty memoir que Homes publicó en 2007. Para entonces ya hacía una década que Homes existía para los lectores españoles, cuando en 1996 Anagrama publicó su polémica – por presentar un carteo entre pedófilos: uno preso, la otra, libre – El fin de Alice y Ediciones B recuperó su novela justo anterior, Sólo una madre. Pero ¿había existido Homes antes? Por supuesto que sí. Homes existía para el mundo desde 1989, año en que se publicó Jack.